Uruguay a un año de la derechización

Julio A. Louis *
El 26 de octubre de 2014, en primera vuelta electoral el Frente Amplio obtuvo una amplia mayoría, que le permitiría ganar el balotaje -como todo lo indicaba- y la mayoría absoluta en ambas Cámaras. Hubo quienes hablaron de una “izquierdización” atendiendo a lecturas equivocadas de la votación a la interna del FA. Opinamos distinto: “Reiteramos lo ya escrito: el 26 de octubre, el primer muro de contención contra la avalancha reaccionaria ha sido exitoso. El segundo muro será reconstruir a la izquierda clasista y antiimperialista, y redoblar la movilización popular, para impedir que la tendencia pragmática y transigente con el gran capital trasnacional triunfe.” (“Victoria de Vázquez y crisis de la derecha y de la izquierda”, publicado por la Fundación Constituyente XXI, y citado en el libro reciente “¿Integración para la servidumbre o para la liberación? El imperialismo y los gobiernos del Frente Amplio”).
La cómoda victoria en el balotaje ha clarificado el panorama que previmos.
Las posiciones asumidas por el gobierno del Dr. Vázquez han sido contundentes y los resultados elocuentes. El Dr. Vázquez comenzó su tarea escogiendo un gabinete que apuntó a señalar que él otra vez era el poseedor del timón de mando, y que mandaría sin la fuerza política, sin la ya previamente perforada “Biblia del programa”. Pronto varios de sus ministros mostraron la hilacha: el de Defensa Nacional consustanciado con Fuerzas Armadas laderas del imperialismo y capaz de calificar de imbéciles a organizaciones enfrentadas a la impunidad,  el Canciller auspiciando  tratados lesivos para la soberanía  (el TISA, la Alianza del Pacífico) mientras las tropas uruguayas le hacen los mandados al imperialismo con su presencia en las “Misiones de Paz”  , la Ministra de Educación y Cultura enfrentando a los sindicatos de la enseñanza, el de Economía y Finanzas limitando los gastos sociales y manteniendo diversos privilegios a los grandes capitales trasnacionales y el mismo presidente con orientación pro israelí y pro norteamericana, ubicando en cargos del gobierno y del Estado a políticos reaccionarios, como al ex vicepresidente de Jorge Batlle, nombrado embajador en Perú.
Las consecuencias son previsibles. El Presidente tiene la baja cifra de aprobación del 30% de la ciudadanía, los sindicatos y su central única de trabajadores (PIT-CNT) están en la primera línea de lucha contra el gobierno (movilizaciones de apoyo a Venezuela, contra el TISA, por  reivindicaciones presupuestales, etc.), mientras la represión actúa mientras la Policía recibe cursos de instrucción en Israel, y en especial, la juventud trabajadora y estudiantil comprende que el gobierno está contra sus más sentidas aspiraciones.
Mientras tanto el Frente Amplio agrava sus contradicciones y ora indica al gobierno que debe retirarse de las tratativas del TISA, como defiende lo indefendible, asumiendo la defensa del Ministro de Defensa,  las pautas presupuestales elogiadas por autoridades del FMI,  o su  bancada rompe la famosa “unidad parlamentaria”, pero esta vez no por izquierda (Chifflet, Esteban Pérez, Puig) sino defendiendo posturas de las Fuerzas Armadas.
Uruguay retrocede al unísono de los otros miembros fundadores del Mercosur, Argentina, Brasil y Paraguay. Y ante el desconcierto de las fuerzas de izquierda con peso de masas, sectores de la ultraizquierda asimilan al PIT-CNT y a las restantes grandes organizaciones de masas con el gobierno, exhortando a desafiliarse y procurando gestar sindicatos “puros” y sin masas. Un oscuro panorama inmediato deberán enfrentar las fuerzas anti capitalistas y anti imperialistas, que deberán reconstruir a la maltrecha izquierda.
*Escritor Uruguayo.Consejero y asesor de la Fundación Constituyente XXI
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