
(30/4/2015)En diciembre pasado, en otra columna publicada en BRECHA, Julio A. Louis se preguntaba si Uruguay estaría marchando hacia un retorno a su vieja condición de “Estado tapón y disuasor”. Hoy lo afirma.
El operativo vislumbra resultados. Estados Unidos busca salir del aislamiento en Nuestra América. Lo intenta rediseñando y extendiendo integraciones para la servidumbre (Tratado del Pacífico, TISA, y Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, debilitada y supeditada a EE.UU.) Y reconfigurando la O.E.A., el Ministerio de Colonias fundado durante la guerra fría, con cumbres presidenciales que ni pueden acordar una declaración. La razón es obvia: quebrar al MERCOSUR, la UNASUR y la CELAC, ésta abarcadora de toda Nuestra América, pero sin EE.UU. y su satélite obediente, Canadá.
Pero para romper el aislamiento de Estados Unidos no sirven los gobiernos malnacidos (Honduras, Paraguay), o represivos (Colombia, México). En cambio, se presta a las mil maravillas un gobierno de “izquierda” como el de Uruguay, pro O.E.A., con su ex Canciller como Secretario General y presencia avalada casi por unanimidad de Nuestra América en el Consejo de Seguridad de la O.N.U. ¿Cómo se relacionarán esa agua y ese aceite, el panamericanismo del “América para los (norte)americanos” y el latinoamericanismo? A eso aspira Almagro sin explicar cómo, sin plantearse sus incompatibilidades.
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